Evangelismo
Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis
I Tesalonicenses 5:11
Reflexión: A veces solemos guardar nuestra vida cristiana, mantenemos en secreto el amor de Dios y todo lo que hemos aprendido de Él, quizás por miedo o porque dudamos de nuestras capacidades de llevar el mensaje de Dios. Sabemos la maravillas que podemos experimentar cuando tenemos a Cristo Jesús, no nos guardemos esa experiencia, compartámosla con otros, nunca sabemos quién necesita una palabra de aliento, que lo anime a seguir, no sabemos quién necesite la fortaleza de Cristo Jesús, no tengamos miedo, preparémonos para enfrentar esas situaciones donde nos toque dar un consejo, pidámosle a Dios en oración que nos prepare, que ponga palabras en nuestra boca, que nos use como instrumento para llevar su mensaje. Dios nos dará la sabiduría. Empecemos haciendo pequeñas cosas, hablemos del amor de Dios con nuestros amigos, con nuestros familiares, cuando vayamos al trabajo, en todo momento, no tenemos que dar un sermón, una simple frase puede sembrar la semilla en corazón de otra persona.
La vida cristiana está llena de la colaboración mutua, en la Biblia existen muchas exhortaciones que nos alientan a animarnos y ayudarnos los unos a los otros. Extendamos nuestras manos a otros, seamos instrumento útil para Dios y llevemos frutos a la vida del Señor. Entendamos que a nuestro alrededor hay mucha gente necesitada del amor de Dios, dejemos de tener nuestra fe en secreto, llevémosla con nosotros a todos lados. Hagamos de Dios un tema de conversación, no tenemos que ir a predicar a multitudes, a otras ciudades, podemos empezar con cosas simples, al lado de nosotros siempre puede haber alguien hambriento del amor de Jesús. Oremos al Señor que hable a través de nosotros, para llevar su mensaje a donde lo necesiten, a donde falte la esperanza, donde haya tristeza y desesperación, porque simplemente no lo conocen. Dios te Bendiga.
